Hay personas que te marcan de por vida, aunque las conocieras en un trabajo del que te fuiste pronto, te marcan.
Es el caso de mi grupo del «patio» como nos llamamos, porque nos conocimos todas en un patio de Madrid en el que cada una trabajaba en una tienda distinta.
Ese patio cerró, y me dio muchísima pena porque tenía algo mágico, pero no se cerró la amistad. Y es que, a pesar de estar muchas veces sin vernos, siempre están ahí.
Unas nos vemos más y otras menos pero a veces la distancia influye y mucho, así que complica todo más pero siempre siempre que quedamos es como si el tiempo no hubiese pasado, y eso que la última vez que hicimos quedada fue hace casi un año, tremenda la velocidad a la que pasa el tiempo.
Fue un día genial, visitamos la exposición del novio de «apañera» (ya os digo que todas tenemos motes) y como es un pedazo artista y todas ellas lo son, no se me ocurría mejor título que este para escribir este post.
Lo más anecdótico de la tarde no fue pedirle a un policía que nos hiciese la foto, si no, las opciones que el poli nos dio para hacérnosla, sencillamente genial. Por supuesto la canija venía con nosotros, y fue como dice el artista de la exposición @AntonioMateosPrieto «hemos venido a ver los cuadros y no podemos dejar de ver a Casilda» (no voy a pronunciarme al respecto ya que no soy objetiva, porque su padre Mr.A y yo, somos incapaces de dejar de mirarla, se nos cae la baba de ahí el nombre del blog #unbaberoparamama)
Aquí os dejo una foto para el recuerdo y muchas más en mi IG