Bendita maternidad

Bendita maternidad

Hace tiempo que no me importa si voy con el pelo limpio o sucio.
Hace tiempo que no me importa si no puedo quedar con amigas.
Hace tiempo que no me importa si no puedo hacerme las manos, y ni que decir sobre los pies.
Hace tiempo que no me importa si duermo poco, mucho, bien o mal.
Hace tiempo que no me importa si como lo mismo 7 días seguidos.
Hace tiempo que no me importa si me doy un baño, o una ducha express con agua fría porque no me da tiempo a más.
Hace tiempo que no me importa si el pelo es pelufo y debería pasarme por la pelu.
Hace tiempo que no me importa si no tengo un segundo para descansar…

Hace tiempo que no me importa si no tengo tiempo.

Así es, y es que no hay nada más bonito que la maternidad, pese a todos los «horrores» que me dijeron que viviría desde el segundo que me convertí en madre, pero creo que siempre se tiende a lo «malo» y se olvida todo lo bonito lo que la maternidad implica. Y no me interpretéis mal, pero siempre te dan mil y un consejos, y te avisan de TODO lo que está por venir peor se dejan muchas otras cosas fuera.

Aprendes a amar como jamás pensarías que serías capaz.
Aprendes a dejar de lado las gilipolleces porque sabes que ella es lo me mejor que tienes, y las cosas a las que antes dabas importancia te das cuenta, de que son una auténtica chorrada.
Aprendes a crecer día a día.
Aprendes a valorar cada segundo de tu día, rogando que el tiempo pase más despacio, porque desde que ella entró en tu vida, el tiempo vuelva demasiado deprisa.
Aprendes a saber qué es lo que debes hacer en cada momento, sin importante lo que piensen el resto.
Aprendes a descansar, cuando puedes descansar.
Aprendes a no quejarte cuando algo te supera o estresa.
Aprendes a valorarte porque ¡qué diablos! tú eres su madre, y madre sólo hay una.
Aprendes a hacerte críticas autoconstructivas y a valorar lo que tienes ahora mismo y en este preciso instante.
Aprendes a vivir en el presente
Aprendes el sacrificio de la entrega, sin esperar nada a cambio de los demás.
Aprendes a valorar a las amigas de verdad, si, las de verdad, no las que pensabas que tenías.
Aprendes a apreciar los guantazos que te da la vida.
Aprendes a compartir con tu marido mucho más de lo que pensabas que hacías.
Aprendes a amar al padre de tu hija, más de lo que creías que eras capaz
Aprendes…. aprendes….. aprendes

Así que algo tengo claro de la maternidad, y es que no dejas de aprender.

Gracias Casilda por cada segundo por que contigo, volví a nacer.
Gracias Ito por hacerme ser la madre que soy, por enseñarme cada día y por darme alas para intentar ser la mejor madre para nuestra canija.

unbaberoparamama.es

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