Y volver al pasado. Volver a aquellos años donde nada importaba, no tenías más preocupación que la de comer rápido para ir corriendo con tus amigos y poder seguir jugando a ese juego tan absurdo que os habíais inventado.
Ese juego que os tenía hipnotizados y que os mantenía entretenidos horas, incluso días.
Esas noches de verano llenas de arena en los pies, sal en la cabeza y la piel también salada. las pipas interminables en la playa, los regalices con azúcar como si no hubiese un mañana, los collares con nuestro nombre, pulseras y más pulseras en nuestras muñecas, cenas compartidas donde lo que más predominaba eran las risas y los gritos de alegría.
Los anillos curres de plástico y los pantalones de campana, con faldas extra cortas super puestas.
Los jerséis tapando el culo, las deportivas sin calcetines a casi 40 grados, las noches de eternas camas elásticas, contar hasta 10 en acento murcia o, el tetrix en los recreativos…
Las largas noches en las esperada fiesta en la casa de los Fernández.
Los helados sin reparo en si eran buenos o poco sanos, los cafés bombón con hielo en Van Gogh, las noches en Mus probándome toda la ropa imaginándome que algún día dirigiría una gran revista de moda y cómo combinaría cada prenda más de una vez, ya que los armarios tienen que tener límite y no hay que querer de más (hablando de lo material)…
Cada verano, cada verano me vienen todos esos recuerdos de mi adorada infancia manguera, pero cada vez pienso más en los nuevos.
Los nuevos que tú y yo estamos creando, con la compañía de nuestra pequeña gran revolución, que es nuestra vida, la de los dos.
Gracias por pasaros, pronto habrá más. Tengo mucho que compartir pero por ahora necesito este relax, este mini parón y pararme a pensar.
@MartaLopezBravo