Siempre me ha encantado La Manga. No es que sea especialmente bonito, porque tiene dos mares y ni un pasei marítimo, un pin para el que comenzó a construir auténticos rascacielos… pero a pesar de ello me apasiona, siempre lo he dicho y lo diré.
Aquí tengo el recuerdo de mis mejores veranos, con una pandilla pelotuda y muy muy buen rollo, fuese el plan que fuese.
Como es normal y natural con el tiempo cada vez eramos menos pandilla, unos trabajaban, otros tenían novia y se iban con ellas a su lugar de vacaciones… pero siempre había una noche donde conseguíamos reunirnos casi todos y hacíamos una cena mítica en Rembrandt, chiringuito ados Mares y quizás si conseguíamos callarnos un poco ibamos a bailar (esto lo último en raras ocasiones ocurría, teníamos demasiadas cosas que contarnos)
Y ¿ porqué me da tanta paz este lugar? No lo se. He conocido mil playas más y ninguna me hace sentir lo que La Manga consigue, que es paz y serenidad absoluta.
Este verano, es el primer verano que no trabajo y decidí que quizás era un buen momento para venir con Bichito y superar ese miedo absurdo a estar sola. Y aquí estoy, con una paz y felicidad absoluta, mirando como Bichito juega con el agua de la pisci y hace mil tonterías en el agua mientras sabe que le miro y me rio, me rio mucho, porque saca lo emjor de mi y tiene ese don de hacerme reir a todas horas. Oigo a Bali como intenta cazar mosquito en la terraza de casa, a unos vecinos hablando mientras desayunan (bien tarde) en la terraza de un primer piso, y al super conserje Gines barriendo todas las hojas de los setos que acaba de podar (debe estar mueriéndose de calor, pero jamás pierde la sonrisa, admirable)
Hace menos de dos días que mi mejor amiga Leti se fue de aquí con su marido y sus dos enanos (alegría en estado puro, por cierto) y mi querido Mr.A se fue después de ellos, y doy gracias. Doy gracis porque ha sido un fin de semana autenticamente maravilloso, inmejorable la verdad, por fin Leti conoció La Manga y se ha enamorado de ella, dice que no sabe como no vino antes, yo tampoco me lo explico.
Asi que lo que parecían unos días algo tensos por marcharme sola con Bichito y Bali están resultando ser unos días maravillosos, donde el estres no tiene cabida, ni el agobio ni absolutamente nada que perturbe la calma.
¡Gracis por pasaros por aquí!
unbaberoparamama.es